Comencé en el mundo de la fotografía en 2015, junto a un amigo, como un ingreso extra. Pero con el tiempo descubrí que lo que tenía en mis manos no era solo una cámara, sino una herramienta para contar historias reales, emocionales y auténticas. Desde entonces, la fotografía se transformó en mi pasión y en mi forma de vida.
Hoy me dedico profesionalmente a capturar momentos inolvidables en bodas, y también a crear contenido visual de alto impacto para restaurantes, hoteles y marcas que desean conectar con sus audiencias a través de imágenes que comunican experiencias.
En cada proyecto —ya sea una boda, una carta gastronómica o un alojamiento en medio de la naturaleza— me esfuerzo por entregar mucho más que fotos bonitas. Trabajo con sensibilidad, profesionalismo y compromiso para que cada imagen tenga alma, propósito y emoción.
En las bodas, sé que ese día está cargado de nervios y expectativas, así que me involucro con empatía y calma para apoyar a los novios en cada etapa del proceso.
Y en el mundo gastronómico y hotelero, colaboro para mostrar la esencia de cada lugar, su atmósfera y su propuesta de valor, con fotografías y videos que inspiran a visitar, reservar o recomendar.
¿El objetivo? Que cada imagen que capture te conecte con un momento, un lugar o una emoción que valga la pena recordar.